miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL HOMBRE DEL PARQUE

Todos los días entre las 7 y las 7,15 horas de la mañana es mi momentum maravillosum, et magicum.. Me doy una vueltecita a la manzana de mi barrio, los días de verano cálidos cuando camino sola, imaginando los bostezos de la gente entre las luces de las ventanas, me siento inmensamente feliz.

Madrid y en particular mi barrio se me antojan mágicos, y para mi y Groucho, es ese momento de soledad compartida entre los dos, donde reflexiono, medito, agradezco y pido...sobre todo pido...si lo reconozco pido mucho.

En los días de este invierno pasado nos calzábamos tanto Groucho como yo sendos abrigos, a él se lo compré de plástico por fuera y forradito de lana por dentro,estaba guapísimo, aunque a él no le gusta demasiado, los días de mas frío cuando la nieve cubría las aceras de mi barrio, ibamos los dos tan contentos, él con su abriguito y yo con mi gorro,mis guantes y mi plumas, ¡ que felicidad¡ la calle para nosotros sólos y nuestros pensamientos.

Bien, desde que volvimos de vacaciones en nuestro ritual mañanero, siempre o casi siempre en el mismo sitio nos lo encontramos. O está tumbado en su colchón, debajo de un voladizo de un edificio, protegiéndose del fresquito o la lluvia, fumándose su primer cigarro mañanero, o bien nos lo encontramos sentado en un banco del parque recreándose en su primer cigarro.

No sé su nombre, pero me produce mucha ternura, hay días que le veo levantarse de su colchón,tosiendo como un loco, doblar la manta que le cubre y guardar todo en un rincón oculto del parque, se acerca a una pequeña fuente y se lava la cara, el pelo, las manos, saca de su bolsillo un pequeño peine y se acicala su escaso pelo. Su ropa se vé vieja, pero él la lleva con una dignidad que me impresiona. Todos los días me saluda con una inclinación de cabeza, doblando hasta su cintura para darme los buenos días.

Con ese saludo y su forma de estar, vislumbro alguien culto, y también alguien con un dolor y una tristeza inmensa, que sus ojos azules me transmiten.

Hoy le he buscado en su rincón, he buscado con mi mirada los otros rincones reconocidos por mi, del parque y no le visto, aún no hace frío para que se haya ido...le he hechado de menos. No he podido preguntarle su nombre, me hubiera gustado, saber algo de él. Hay tantas veces en la vida que nos quedamos con esa sensación de..tendría que haberle preguntado...tendría que haberle dicho.

Mañana volveré a buscarle.

2 comentarios:

  1. Has dicho una gran verdad, creo que todos o casi todos hemos tenido esa sensación de: tenía que haberle preguntado, tendría que haberle dicho...
    Por esa razón debemos expresar nuestro sentir a esos seres queridos y decirle cada día cuanto le amamos, queremos o apreciamos, porque quizás mañana no le veas y te dirás:debí haberle preguntado, debí haberle dicho.

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  2. ¿Dónde van los besos y amor que no damos? Nos
    dejan un vacio interior y sin embargo no llegan
    a sus destinatarios... Besos, abrazos, palabras,
    sonrisas... si no las damos en el momento oportuno quizás luego no se de la ocasión.
    Estoy segura que esos ojos azules estén donde
    estén recuerdan tu mirada.

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