jueves, 7 de octubre de 2010

PEQUEÑA BOLIVIANA

En estos días ando corriendo como loca de hospital en hospital por circunstancias familiares, con lo cual un pequeño respiro dentro de esta vorágine me hace detenerme en la observación de determinadas conductas humanas que, a veces, nos pasan desapercibidas, sobre todo las conductas bondadosas, las malvadas saltan ante nuestros ojos como dardos envenenados, pero la bondad se diluye y en ocasiones no nos damos cuenta, pero está ahí.

Pequeña e incluso diría yo insignificante, te dabas cuenta de su presencia porque suponías que estaba ahí, era como una mariposa pequeña dentro de esa habitación, sin parar de moverse ni un instante. Bajita, muy delgada y sobre todo lo que más me llamaba la atención era su forma de estar, humilde, discreta, encerrada en sí misma, con un recogimiento que hacía de la habitación algo sagrado. Esta mujer a la que me es difícil ponerle una edad..¿entre los 30 y los 40? o ¿quizás los 45?, no sé muy bien.

Pero sí he sido consciente, de que un ser tan pequeño pueda en un momento cobrar unas dimensiones tan gigantes, con sólo su forma de tratar a un ser humano mayor y que estaba a su cuidado.

Su insignificancia a mis ojos, se transformó en un instante en el ser mas auténtico y amoroso que he visto hace años. Con qué cuidado, paciencia, atención, dulzura y amor trataba a la señora mayor que estaba atendiendo. Con qué ternura acariciaba su cara, le atusaba el pelo, le hacía un masaje tierno y acompasado en su espalda dolorida .Con qué cariño recogía la fruta que iba a darle a comer y la lavaba, envolviéndola en sus pequeñas manos como si esa fruta fuera un tesoro. Con qué deleite iba pelando esa fruta y cortándola en trozos pequeños para que ella pudiera comérsela. Sólo crucé con ella unas cuantas miradas y sus ojos me sonrieron transmitiéndome una sensación de cariño infinito.

Luego supe que es boliviana y que lleva tiempo cuidando a esos ancianos, los cuales estaban encantados con ella. El dinero que cobra se lo envía a su familia en Bolivia, ella no sale y no gasta nada, según las palabras del señor al que cuida, son felices teniéndola en casa y para ellos es un miembro más de la casa.

Durante mucho tiempo y sobre todo en verano en la playa, veo muchas mujeres e incluso hombres que vienen de esas tierras tan queridas a cuidar de nuestros mayores, con qué amor y respeto siempre he visto cuidarles. Desde aquí doy las gracias a estas personas que todavía hoy dan culto, respeto y amor al bien más grande que tenemos los seres humanos y que son Nuestros Ancianos.

1 comentario:

  1. Sólo cuando das amor, recibes amor y ves el amor que hay a tu alrededor, eso indica que
    estás despierta y puedes ver su grandeza.
    Sé que no podría se de otra forma.
    La pequeña boliviana tiene un corazón grande
    alojado en un pequeño cuerpo, siempre pienso que
    el "envase" es lo de menos, lo importante es el
    contenido.

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